Salimos a pasar calor por tierras yermas y volvemos resfriados.
El tiempo es cambiante, eso ya no se discute.
Y Esparta no está al margen del cambio.
Salíamos Vicente y un servidor a tratar de sobrellevar el calor de la mejor manera posible.
Y cuando nos percatamos, una brisa fresca nos estaba abrazando en nuestro avance.
El sol se había ocultado atemorizado por unas nubes oscuras a lo lejos.
Y nos vimos sorprendidos de golpe por un cambio de temperatura inmediato que nos cogió por sorpresa.
Así que la ruta no fue una lucha continua contra un sol dominador, sino que fue un agradable paseo a la brisa fresca de un cielo oscurecido.
Cervecita en la Posada de la VinyaNova, donde no volveremos.
La cerveza no estaba fresca, las copas no estaban heladas, el precio era descabellado.
La suerte es que nos pilló de buenas y marchamos de allí sin pegarle fuego al local.
Finalmente completamos una ruta light para un día que nos sorprendió positivamente.