42 días hacía que Vicente no batallaba junto a su Rey.
Sus obligaciones para Esparta lo tienen muy ocupado.
Su entrenamiento está bajo mínimos.
Pero como viene siendo una constante, cuando luchas a su vera, no parece que esté poco entrenado.
Hoy, como es de lógica, buscamos una ruta acorde a las circunstancias.
Una ruta no muy dura, ni larga, que nos hiciera entrar en calor sin más.
Para ir haciendo boca.
La alegría del día la puso el encontrarnos con otro abandonadoen la Posada de los Indios Macaroqui.
En
esta posada apareció sólo y triste el bueno de Jose María, un híbrido
entre Yeti, UCO y Senglar que deambula libremente por Esparta
vendiéndose al mejor postor.
Un
bajador de primera, apasionado de las trialeras y senderitos estrechos,
donde se mueve como pez en el agua a velocidades de vértigo.
Como
era menester de un Rey, brindamos a Jose María la oportunidad de
venirse con nosotros y aburrirse el rato que nos acompañase.
Y sin pensárselo dos veces, se sumó a nuestra expedición.
Surfeamos un rato en perfecta armonía hasta que la ruta nos devolvió a nuestras respectivas moradas.
La ruta y el perfil...
Ida---