Hoy era un día de regalos.
Regalos en forma de nuevos senderitos que tocaba mostrar a Vicente tras el Fin de Semana.
Al final no se pudo mostrar la última perlita porque hubo un malentendido espacio-temporal entre ambos.
En un punto de la ruta en que debíamos de coger una nueva dirección desconocida para Vicente, éste perdió el contacto visual con su Rey, que le precedía.
Por su parte, Mosquito que iba delante mostrando el nuevo sendero a Vicente, dio por sentado que le seguía de cerca, pero no era así.
A pesar de que Mosquito notaba a su espalda una luz intensa en todo momento que marcaba la cercanía de Vicente, en un desvío concreto de la jornada, al parecer, la visual de Vicente hacia Mosquito desapareció en una curva.
Vicente, conducido por la rutinaria ruta, tomó la dirección habitual, pero ya con alguna duda.
Su duda era no ver a Mosquito cerca, ni siquiera sus luces.
Eso ya le hizo dudar, pero siguió avanzando hasta el siguiente cruce, donde definitivamente se detuvo con serias dudas y miedo frio que le corría por dentro.
Por su parte, Mosquito también se detuvo al no ver la luz de Vicente a su espalda y se puso a gritar su nombre y silbar.
Incluso llegó a sacar el teléfono para llamarlo hasta que escuchó en lontananza la voz debilitada de un asustado Vicente.
Supo de inmediato que su compañero había tomado la de Villadiegos y retrocedió los metros hasta el cruce rutinario y bajar a buscar al compañero perdido.
Por lo demás, fue una jornada interesante donde las temperaturas se notaron más elevadas hasta que cayó la noche.
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Perdidos.
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