Limpiando Sant Pere

Después de que Mosquito emprendiera una dura batalla contra las ordas enemigas a lo largo de las tres Torres que coronan nuestros dominios, decidí echar un vistazo para comprobar que el enemigo no había intentado ninguna treta ahora que nos habíamos confiado. Y precisamente es lo que me ocurrió. Subí a Sant Pere Sacama, un trayecto tranquilo hasta llegar a la cumbre. Pero cuando decidí bajar por el caminito trasero para luego subir al Puigventós, vi cruzarse ante mi una piedra afilada que dañó la pezuña de mi corcel, y en ese mismo instante me atacaron por sopresa. Suerte que estaba prevenido y con un rápido contraataque logré deshacerme de tan desagradable criatura del aberno. Y es que a Mosquito se le olvidó mirar en ese caminillo. Ahora si que puede decirse que Sant Pere está limpio. Pero no pude revisar el Puigventós ni el Pla ya que me entretuve cambiándole la herradura a mi corcel y cuando le eché un vistazo a mi reloj de arena, comprobé que se me había echado el tiempo encima. Así que lo dejo en vuestras manos compañeros. Que a mi me espera un largo viaje marino, donde conoceré a tribus lejanas y del que no volveré hasta dentro de unas cuantas lunas.