Hay días en los que es mejor no despertar.
Hay días que uno prefiere borrar del calendario, como si nunca hubiesen existido.
Hay días en los que el sufrimiento invade todo tu ser.
Así es como debió de sentirse ayer nuestro invitado de honor, Isma Biónico.
Le dimos tal paliza en el río, que aún se está acordando.
Y se acordará por largo tiempo.
Nunca imaginó que los espartanos pudieran ser tan crueles.
Despiadados.
Malignos.
Sobre-humanos.
Hicimos que dejara en este entreno hasta su último aliento.
Y por poco no llega a Esparta.
Quedó Exhausto.
Baldado.
Descompuesto.
Destrozado.
Pobre Isma, que nal lo pasó.
P.D.: La historia siempre la cuentan los historiadores (y no se hable más).
La ruta y el perfil...
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A full.
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