Hoy tocaba, según el calendario astronómico de Vicente, hacer base.
Base a un máximo de 120ppm.
Y la hemos clavado, para Vicente.
Concretamente su media ha sido de 116ppm.
Pero no la mia, que ha sido de 128ppm.
Vicente, que parece que sea el hombre sin latidos, siempre iba a una frecuencia cardiaca por debajo de los 120ppm.
Mientras tanto yo siempre estaba por encima de los 125ppm.
Más allá de esta apreciación anecdótica, la ruta nos ha servido para entrenar nuestros cuerpos de cara a unas jornadas venideras que llevarán nuestro cuerpo hasta límites insospechados.
Así que regresamos a nuestras moradas felices y contentos de haber entrenado un día más en nuestra querida Esparta.
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La base de Vicente.
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