Salgo entre semana y temprano.
Algo no cuadra.
Pero así es la vida de un Monarca.
Todo tiene un sentido a pesar del desorden.
Así que sin itinerario fijado, se trataba de ir improvisando.
En la subida a la Ermita dle Puig, un conejo ha salido a mostrarme sus respetos.
En los Blaus, en la riera, un zorro me ha dejado boquiabierto.
Y es que zorros vemos, pero se pueden contar con los dedos de las manos.
Creo que es la tercera o cuarta vez que me cruzo un zorro.
Una vez hace años en el Puigventós, otra vez hace 4 años en el Puig Madrona, hoy en los Blaus.
Su cola larga me había confundido al inicio, dejándome con la duda del animal que sería.
Pero al ponerse de lado, sorpresa, un hermoso zorro con ganas de saludarme.
El resto de la jornada ir sumando distancia para estar en mi castillo de vuelta a una hora prefijada.
El Rey y el Zorro, posando juntos...
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Disfrutando de la mañana.
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