El día de ayer resultó del todo imposible para la práctica de la monta de corcel.
La lluvia no dejó de caer de forma casi permanente en Esparta.
Todos nuestros campos, rios, montañas, fueron regados de forma considerable.
Así que hoy, con planes familiares ya concretados en los tratados de Mastrich, no era día para salir a cabalgar.
Pero ante una ventana temporal favorable, y madrugando una miaja, decidí escaparme para trotar u rato antes de concentrarme.
Así que sin muchas ganas, conseguí despojarme de las sábanas que tiraban de mí hacia el colchón.
Y pude salir a trotar con una temperatura excepcional que se movió entre los 10 y los 13ºC.
Incluso elevé mi ritmo al verme cabalgar feliz por las praderas.
Tenía tiempo límite hasta las 10:00h, hora en que debía partir para concentrarme con el resto de la familia.
Jornada que se agradece, pese a las prisas.
Incluso tuve tiempo de saludar al Pretoriano Marce, al que me estoy encontrando últimamente en mis cruzadas.
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Aprovechando el tiempo.
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