Si el martes pillé la Tormenta Perfecta, hoy, junto a Vicente, he cogido el Anticiclón Perfecto.
Salgo con Vicente, que siempre me dice lo fuerte que estoy.
Pero a la hora de la verdad, siempre saca la verdad a relucir.
Después de una ruta semi-dura, con caminos desconocidos o casi olvidados para Vicente, sacó una fuerza interior con la que me sacudió un mazazo en toda la cara.
Hoy en día, en los tiempos que corren, uno no puede ya fiarse ni de su propio escudero.
A la que le das la espalda un minuto de más, te clava el estoque hasta lo más profundo.
Y lo peor es que no le cae ni una lagrima, síntoma de que está disfrutando del momento.
El tema es que hicimos un rutón del 15 para ser intersemanal.
Con suficiente desnivel, pero sin que las rampas fuesen en ningún momento muy exigentes.
Sin duda los dos gozamos de la tarde junto a nuestros potrancos.
Además Mosquito estrenaba antorcha nueva de casco, que pinta buenas maneras.
De la anterior ruta, bajo la Tormenta Perfecta, decir que la antorcha trasera cayó gravemente herida.
Su pronóstico es muerte con coma inducido.
Y es que tanta agua no podía ser buena.
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Rutaca.
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