Salimos de nuevo Vicente y Mosquito, por segundo día consecutivo.
Vicente dice no encontrarse del tod recuperado de la batalla de ayer por el rio.
Así que buscamos una ruta divertida, pero sin excedernos en la velocidad.
Los senderos y trialeras rotas se suceden.
Aquí es donde los espartanos gozamos, y Vicente llega al éxtasis.
Ritmo tranquilo pero con un objetivo muy claro, superar todas las trampas del camino.
Y passan la prueba con nota alta.
El problema de hoy es la rueda delantera excesivamente inflada de Mosquito, que le hace llevarse algún que otro susto, aunque sin llegar a lamentar ninguna caída.
Su pericia , sin duda, le evita besar el suelo.
Pertrechados de antorchas, nuestras salidas comienzan a ser bastante nocturnas a medida que los días se acortan.
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