Salida sólo apta para navegantes experimentados.
Y es que nuestro track de ayer tiene tantas idas y venidas que ya no sé si voy o si me vuelvo.
Vicente asumió el reto de dirigir la expedición.
Mosquito estaba feliz, por fin le llevarían en volandas por senderos confeccionados en un cerebro ajeno al suyo.
Vicente estaba feliz, no siempre se asume papel tan importante en una expedición.
Hay que estar muy preparado mentalmente para ponerte al mando de una comitiva.
15 minutos bastaron para comenzar a ver nubes negras en el horizonte.
La vista de Vicente, hasta ese momento limpia de polvo y paja, comenzó a llenarse de rayas de todos los colores.
De todos, menos del color que deseaba fervientemente.
A los 20 minutos estaba maldiciendo en hebreo.
A los 25 minutos estaba maldiciendo en croata.
A los 30 minutos ya iba a mandar a la mierda el puesto de Mayorteniente de Ruta.
Pero ahí es donde Mosquito entró en acción.
Conocedor del difícil reto de dirigir un escuadrón por primera vez, se puso a su lado, lo calmó, le realizó una reanimación cardio-respiratoria, y lo animó a continuar.
Así que aquí comenzamos a cambiar los Settings, los parámetros, las opciones, los controles, los colores, para que su aparato nos guiara por el buen camino.
Y no conseguimos una caca.
Las líneas imaginarias iban fustrando el semblante de Vicente por momentos.
Al final de la jornada, conseguimos una cosa, pasar más frio que una lagartija en un congelador.
Ahhh, pero también logramos otra, que Vicente tenga algo más claro como usar su cacharro.
Así que ahora toca preguntarse, ¿no habría sido mejor comprar un sextante, o quizás guiarse por las estrellas, antes de usar un Garmin 1030?.
Esa pregunta queda en el aire amigos, y será contestada más adelante.
Los verdaderos amigos de los navegantes, siempre fueron más simples, más mecánicos...
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Menudo guía.
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