De día salimos, de noche regresamos.
Día diferente, reto diferente.
Dejamos los corceles por un día.
Nos calzamos las alpargatas y a descubrir.
Ruta de altos vuelos.
Ruta de vistas impresionantes.
Ruta muy chula que nos deja boquiabiertos.
Intención de llegar al Refugio de Vicens Barber, pero en algún punto nos desviamos del camino.
Da igual, la ruta es espectacular.
Vicente practica patinaje todo el camino.
Sus alpargatas no dan el nivel mínimo exigido.
De retorno, el sol se oculta.
Cae la noche y se cierra la iluminación bajo el frondoso follaje.
Tiramos de antorchas para poder avanzar.
Apresuramos el paso corriendo a tramos cortos.
En un moomento concreto, Vicente tropieza con una miga de pan y se tuerce el tobillo.
Pero a pesar del dolor, él es espartano, así que decide seguir caminando.
Mosquito ya se temía lo peor, cargar con un peso muerto sudado 3 ó 4 kilómetros.
Menos mal que Vicente no cayó en la cuenta, sino me desloma vivo.
Retornamos al punto de partida tras sorprender a una jauría de jabalís.
La aventura ha sido muy provechosa pese a los contratiempos sufridos.
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Rutón.
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