Tenía que salir hoy, sí o sí.
Mañana partía para horizontes lejanos y no dispondría del tiempo necesario para apatrullar la ciudad.
Así que todo empezó con un: -voy a hacer una salida rápida, un PuigMadrona y para casa.
Pero lo que son las cosas, uno pone un pie fuera de casa, y paso a paso, cuando se da cuenta, estás muy lejos de tu hogar.
Yo, a medida que daba golpes de pedal, me iba planteando nuevos hotos.
¿Y por qué no subo por la Riera del Morral?.
Dicho y hecho.
¿Y por qué no subo a la Torre Fossada?
Dicho y hecho.
¿Y por qué no subo al PuigMadrona?
Dicho y hecho.
¿Y por qué no subo hasta la Mindu desde el Paintball?
Dicho y hecho.
¿Y por qué no subo a Ribes Blaves?
Dicho y hecho.
Menos mal que se me acabaron los ¿y por qué...?
Sino aún estoy pedaleando.
Esta jornada me sirvió para comprobar que se sufre un rato con el monoplato.
En las rampas del PuigMadrona lo pasé mal al final.
No me quedaban piñones que poner.
El 32 de monoplato está bien, pero hay que ser consciente de que en ocasiones nos dará más de un calentón.
Por lo demás, de nuevo LYNKS se mostró como un potro de primera.
El PuigMadrona y su Belén estaban a tope de aforo, por Dios.
Tendré que cobrar peaje.
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Rutón.
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