Hoy salía con mi fiel escudero una vez más.
Su momento de gloria queda lejos en el tiempo, y ambos tratamos de buscarlo de la mano.
Los múltiples combates a los que se ha enfrentado en los últimos años, en defensa de Esparta y de su Rey, lo han dejado tocado.
Sólo con una mente fuerte y un compañero de batalla a tu vera puedes recuperar el carisma de antaño.
Así que salíamos sin rumbo fijo, sin misión concreta.
En el inicio nos topamos con los BICIA2, que deciden acompañarnos en la primera parte de la jornada, hasta la posada del Café que se cae.
Pero ya tuvieron que hacer algún esfuerzo esperando a que llegáramos Vicente y yo.
Tras el almuerzo, nos separamos, al igual que el pasado domingo.
Vicente y Mosquito deciden repetir la salida del pasado domingo, pero al poco de dejar la posada atrás, Vicente decide que por hoy era suficiente.
Sus músculos no estaban en los niveles óptimos de lipocitos, carbohidratos y lectinina, para enfrentarse a ningún oponente.
Así que en los Caus, nos separamos.
Mosquito decide seguir ascendiendo, al menos hasta la Pastora, donde un posible foco de foragidos tiene a los habitantes atemorizados.
Sólo, con el viento en la cara y LYNKS encabritada, no sólo llegamos a la Pastora, sino que ascendemos hasta el sendero del Pou de Glaç, y de aquí seguimos ascendiendo por una rampa infinita que nos dejaría en la parte más alta del Olympo de los Dioses.
Nunca antes Mosquito había ascendido tan alto, y eso me llenó el alma de alegría.
Tras esto, aún haría un Pla del Fideuer desde el Mimó, completando una jornada muy positiva para Esparta.
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Rutón.
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