Sin mi inestimable compañero de rutas Vicentín, me vi obligado a salir a solas.
La suerte es que salí de día y llegué justo cuando el ocaso se apoderaba de la luz diurna.
Así que, a pesar de llevar más luces que un campo de fútbol, no me hizo falta conectar ninguna.
Así colaboro con la huello de carbono que dejo tras mi breve paso por la vida.
Y es que ser espartano también significa amar al planeta que protegemos.
La parte negativa fue que el pulsómetro me sigue dando problemas, no marcando bien mi real pulso.
Y que mi culo sufrió en demasía durante la travesía.
Sin duda tengo claro que lo voy a sustituir.
Le he dado casi 500km de margen para demostrarme que era un asiento idóneo para mis reales posaderas.
Pero mi Fi´zi:k me ha fallado.
No ha sabido mantener mis posaderas a buen recaudo.
A permitido que el dolor traspasase mis adentros y convirtiera la ruta en un mal trago.
La ruta y el perfil...
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Puto sillín.
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